miércoles, 28 de enero de 2015

Delegación del Congreso a Cuba recibe versión de primera mano de dramáticas negociaciones

Una relación que se forjó  en la primera visita del senador Patrick J. Leahy a Cuba hace unos 15 años ayudó al demócrata de Vermont a dar un inesperado paso en apoyo a los esfuerzos de la Casa Blanca por traer de regreso a Alan Gross y restablecer las relaciones diplomáticas con la nación isleña.

Una visita clandestina y el subsiguiente pase de un mensaje al papa Francisco pudiera parecer como material de una novela de espionaje, pero ambas cosas sucedieron en realidad. Y una delegación congresional, la primera visita oficial a Cuba desde el anuncio en diciembre del cambio de política de la administración Obama, pudo escuchar una versión de primera mano de parte del hombre que estuvo en el centro de las negociaciones.

Los seis legisladores norteamericanos en Cuba durante el fin de semana del Día de Martin Luther King, Jr. decidieron visitar la residencia del cardenal Jaime Ortega, quien desempeñó un papel integral entre bastidores para hacer participar al papa Francisco en las conversaciones entre los dos países.

Leahy, su asesor de siempre en política exterior, Tim Rieser, y el jefe de disciplina de la minoría en el Senado, Richard J. Durbin, detallaron a CQ Roll Call en entrevistas por separado la importancia del viaje y cómo sucedieron las cosas.

"Cuando estábamos celebrando todas estas clases de negociaciones y reuniones secretas –yo las realizaba en Nueva York, otros en Canadá– estábamos usando al cardenal Ortega para hacer llegar cosas al papa y luego recibir una carta del papa para el presidente [Barack] Obama", dijo Leahy.

Según su cuenta, con este grupo que Leahy encabezó a Cuba fue su quinta visita. Eso no incluye los 31 minutos que él y otros dos miembros del Congreso pasaron en tierra cubana el mes pasado para recibir a Gross, un trabajador de asistencia preso en Cuba, cuya liberación por razones humanitarias se había convertido en una precondición para que progresaran las conversaciones.

Leahy, fotógrafo ávido, dijo que pudo robar unos minutos de su apretada agenda para caminar un poco por ahí. Por primera vez vio unas pocas banderas norteamericanas colgadas en tiendas y en bicitaxis junto con la canadiense y la mexicana. Un cubano se le acercó sin temor alguno para preguntar al senador si conocía a un familiar suyo en Chicago, el tipo de encuentro humorístico que Leahy raras veces había experimentado en visitas anteriores.

El demócrata de mayor rango en el Subcomité Senatorial de Asignaciones para el Departamento de Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados quedó encantado con todo. Aunque cualquier importante cambio potencial llegará lentamente, fue el primer resultado que él esperaba ver como uno de los principales partidarios en el Congreso para cambiar la política de 52 años hacia Cuba y lograr el fin del encarcelamiento de Gross.

Como revelaron el 17 de diciembre Obama y altos funcionarios de la administración en las horas subsiguientes a la liberación de Gross, el Vaticano sirvió de anfitrión a las conversaciones finales entre los dos países, y el papa Francisco hizo una apelación directa a Obama con respecto a Cuba durante la reunión papal del presidente en Italia en marzo pasado, y en una carta posterior.

Leahy había escrito una carta a Ortega justo antes de esa reunión, dijo Rieser a CQ Roll Call. El senador pidió al cardenal que hiciera llegar la solicitud de Leahy al papa Francisco, con quien Ortega tiene una estrecha relación. Estaba pidiendo al pontífice que planteara a Obama la necesidad de solucionar los casos de Gross y de los prisioneros cubanos retenidos en Estados Unidos, así como ayudar a avanzar las perspectivas de reparar la relación entre los dos países.

A pesar de lo extraño de que un senador de EE.UU. pidiera a alguien ajeno que llevara un mensaje al presidente, fue un esfuerzo por parte de Leahy de alentar aún más a la Casa Blanca a avanzar, así como de intentar fortalecer la posición de la administración. Y la solicitud de Leahy fue enviada al papa, dijo Rieser, cuyos propios esfuerzos en el largo proceso, incluyendo sus llamadas regulares a Gross, han sido reportados.

"El senador Leahy estaba hablando con el presidente –yo hablaba con su personal– y él los estaba alentando a solucionar los casos de los prisioneros", dijo Rieser. "Pero en esta instancia él también estaba urgiendo a alguien más –el papa– que planteara lo mismo al presidente. ¿Quién  mejor que el papa Francisco para hablar con autoridad,  como latinoamericano él mismo, y alguien que es inmensamente popular en todo el mundo? Está claro que él tiene interés en la reconciliación entre Estados Unidos y Cuba".

Como dijeron en diciembre altos funcionarios de la administración, la Casa Blanca ya había iniciado conversaciones con Cuba por la época en que Obama visitó el Vaticano. "Pero entonces el papa Francisco decidió hacer un llamado personal, lo cual raras veces sucede", dijo en aquel momento un funcionario. "Que yo sepa, no hemos recibido comunicaciones como esta de parte del papa, a no ser en este caso".

Ortega también actuó como intermediario entre los dos países. En un momento él visitó Washington, D.C. para entregar un mensaje del gobierno cubano.

El cardenal Theodore E. McCarrick, exarzobispo de Washington, organizó un evento en la Universidad Georgetown para evitar cualquier sospecha potencial acerca de la visita de Ortega, dijo Durbin, el demócrata de Illinois que luchó por la libertad de Gross junto a Leahy durante los últimos años y que fue parte de la delegación congresional más reciente.

"El mensaje fue entregado personalmente, como había sido prometido", dijo a CQ Roll Call Durbin, quien conoció a Ortega hace dos años cuando visitó a Gross en Cuba. "Él desempeñó un importante papel. Estoy orgulloso del papa y el Vaticano y del cardenal McCarrick, del cardenal Ortega. Ellos facilitaron un diálogo que de otra manera quizás no hubiera tenido lugar".

La delegación también se reunió con el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, disidentes cubanos y el exministro de Cultura de Cuba. En el viaje se incluían también los senadores Sheldon Whitehouse, demócrata por Rhode Island y Debbie Stabenow, demócrata por Michigan, así como los representantes Chris Van Hollen, demócrata por Maryland, y Peter Welch, demócrata por Vermont.

Mientras visitaban a Ortega en La Habana, los legisladores viajeros le agradecieron su papel y pudieron oír de sus propios labios su versión de los hechos.

"Parece como si no hubiera cambiado en lo absoluto", dijo Leahy acerca del cardenal cubano de 78 años, cuatro mayor que él. "Me encantaría decir que yo tampoco, pero probablemente yo esté un poco más viejo. Íbamos a hacer una visita de cortesía por unos pocos minutos. Estuvimos allí hora y media, dos horas. Fue fascinante".

"Creo que todos consideraron que fue uno de los momentos cumbres", agregó, "solo oyendo cómo él hizo todo esto".

(Tomado de Roll Call)

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