jueves, 28 de abril de 2016

A propósito de Por un partido más Comunista… por un socialismo de Caliban…*

Por Alejandro Gumá
Pues, sí, interesante y agudo texto, aunque me quedé con ganas de leer
más, de una reflexión más reposada en la extensión, como las que le
conozco al autor.
Recuerdo un fuerte debate en el Instituto Cubano de
Investigación Cultural (ICIC) Juan Marinello hace algo más de un
año, esta vez sobre la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas, en Cuba),
sobre la absorción de su cualidad de movimiento juvenil, por la
estructura organizacional, y el vacío en que esta situación dejaba las
políticas de juventud en el país, y a "todos" los jóvenes, no solo a
sus miembros (digo miembros y no militantes para evitar confusiones y
restituir la dignidad de este último término, que va siendo tan
prostituida en la práctica cotidiana). En aquel momento llegamos a un
consenso (a lo que yo sí llamaría una alternativa) frente a las
antípodas que se presentan como tales y no son más que promiscuos
caminos: "para representar a los jóvenes cubanos, trabajar con ellos,
por ellos y desde ellos, la UJC no debiera abandonar su condición
comunista, (si es que a estas alturas consideramos que aún la detenta
para correr el peligro de abandonarla en algún momento). Por el
contrario: sólo desde el comunismo como proyecto, puede la UJC
regenerar su legitimidad, y un liderazgo convocante para la revolución
de nuestras vidas…"
Algo así pensábamos. Y sucede que hemos de andar
muy alertas contra los falsos abrazos ecuménicos del tipo: "todos
caben". Yo diría que caben los "cabibles", esto es: los que no llevan
en el alma la ponzoña excluyente… Pero caben en calidad de iguales,
y no como premiados por la tolerancia de alguien. Caben para hacer la
obra más grande, porque la hacen todos los días más grande. Y la obra
tiene que ser más permeable a las diarias proezas de sus hijos. Los
"no cabibles", poco importa si tienen la edad a la que cantó Gardel o
la de Úrsula Iguarán… Pero: ¿será fácil y rápido definir personas
que caben y que no? ¿Es cuestión de un grupo? ¿Es posible que sean
definiciones congeladas para siempre, como si lo fueran los seres
humanos?
Me preciso a mí mismo en este tempestuoso comentario y
rectifico en el matiz: lo que en profundidad ha de caber o quedar
fuera son las ideas, más que sus portadores. Aquellos que defiendan
ideas contrarias a las que el pueblo determine como señeras de su
proyecto social, si respetan al pueblo, debieran caber también,
debieran caber. Empero, ni el pueblo es una amalgama dócil y compacta,
ni los orígenes humildes o proletarios constituyen atribuciones
automáticas de un carácter revolucionario. Es necesario seguir
haciéndonos pueblo, palabra que a mi juicio designa una entidad
política, no demográfica. Si nos volvemos parte de esta comprensión,
que la revolución cubana adelantó tanto en los 60, entonces debemos
convenir que antes de militar en el Partido Comunista, la UJC o un
grupo de amigos inconformes, se milita en el pueblo, así entendido.
Sin esa premisa, llana y difícil, seguiremos remando en las aguas
procaces de la ingeniería administrativa.
El pueblo debe ganarse para
sí. Solo militando en el pueblo se puede disputar la posibilidad de
que el socialismo (su idea, su promesa y su práctica) hegemonicen el
campo popular, los sentimientos colectivos, las predisposiciones
volitivas, las imaginaciones, las ganas, los esfuerzos, el sentido de
los sacrificios, las aprehensiones teóricas, las claridades de vida…
Luego, para que la entidad política "pueblo" milite en el Partido,
este último debe militar en el pueblo que lo hizo posible (y que ahora
no es igual al que lo hizo posible), que le dio una revolución para
estar en el poder, y se la dio con las sangres correspondientes, con
los traumas de las realizaciones individuales que no fueron… El
comunismo tiene que ser una fe sin iglesia. No un fetiche para la
adoración, sino un lugar familiar para la creación más ambiciosa, para
la más factible.
Cuando en aquel discurso memorable, Martí habló de "todos", fue, como
en su circunstancia vital, precursor y político; humanista en tanto
partidario radical. Si esperamos que las palabras agoten las
explicaciones, ni la función del lenguaje podríamos llegar a entender.
Al arrostrar exánime, el sol por su lírica anticipado, aquel, magro
solo de cuerpo, nos dijo la fórmula del amor triunfante, como nos dijo
sus costos probables y sus desencadenamientos postreros apetecibles;
nos dijo más que en el discurso memorable…
Hoy pulsean en sordina muchas nociones de "todos". Quienes aún se
refieren a esa idea, no la conjugan nunca en 3ra persona del plural,
sino en 1ra. La lucha se complejiza, complejas y tensadas han de ser
nuestras capacidades para merecer ganar. La revolución no será en lo
adelante de quienes puedan beneficiarse con ella (o ya lo hayan hecho)
-lo demuestra la situación actual de la América Latina- sino de
quienes la asuman efectivamente como el camino, y la siembren, con
vocación de martirio, otra vez, en el alma de todos.
Creo que me extendí un poco en este comentario, pero he escrito sin
darme cuenta.
*Comentario en El Punto:
https://elpuntored.wordpress.com/2016/04/27/por-un-partido-mas-comunistapor-un-socialismo-de-caliban/#comments

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